Ensalada de arroz con salmón ahumado y caviar

Hoy toca una entrada veraniega, fácil y ligera, con un toque nórdico.

Pese a que los pescados más nórdicos, como el bacalao y el salmón, que són tipicos del norte de Europa, allí son plato principal, siempre he leído que donde más se ha desarrollado una cocina versátil con innumerables combinaciones, es en la península ibérica.  Tanto en Portugal, donde el bacalao está muy bien trabajado, como especialmente en el norte de España, hay muchísimas recetas totalmente arraigadas en el personal, cuyo ingrediente principal, o al menos importante, es el bacalao o el salmón.




En la receta de hoy, sólo lo voy a utilizar a modo de complemento del ingrediente principal, el arroz, y va a ser el salmón en su variedad ahumada.

Ingredientes:  Para 6 personas

1/2 kilo de arroz, de variedades mezcladas (salvaje, vaporizado, etc)
200 gr. de salmón ahumado
2 pepinillos grandes, por persona
1 cucharada de sucedáneo de caviar, o huevas de algún pescado (yo he comprado uno que hacen en el Pirineo, que tiene un buen sabor y no es excesivamente salado)
1 cucharada de postre, de mostaza a la antigua
aceite de oliva extra virgen
vinagre de módena, en crema.
sal y pimienta

Se pone a hervir una cazuela con 3/4 partes de agua, y cuando llega a ebullición, se sala y se le añade el arroz, previamente lavado.

Unos 20 o 25 minutos más tarde (al mezclar variedades, cada una tiene su punto, pero como el vaporizado no se pasa, aguanta un rato más, hasta que el salvaje, que le cuesta más, quede ya hecho) se retira y se pasa rápidamente por agua fría para romper el hervor y para que se enfríe.  Se deja escurrir bien.

Una vez templado o frío, se emplata, puedes utilizar un aro para que quede bien formada la base.  Y sobre esa cama, se le añade la mostaza, en pequeñas cantidades, el aceite de oliva y el vinagre. y un toque de pimienta recién molida.

Sobre esto, se reparten los pepinillos a trocitos, el salmón y sobre todo ello, una cucharada del caviar.
Y se acaba con otro toque de vinagre y aceite.

Ya se puede servir en la mesa.  Lo ideal es que en cuanto empieces a comer, desmontes lo anterior, lo mezcles bien, para que queden bien repartidos los sabores y a disfrutar de un plato que puede ser perfectamente único, y ligero, y al que puedes acompañar o de una fruta o de un láctico, o...como es ligero, bien te puedes merecer acompañarlo de un helado casero...
Ah!  y es perfecto para llevarte en un taper al trabajo o al cole (mejor entonces, darle el toque del aceite, cuando te lo vas a comer)




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